Desde el Cuartel General de Miaja, al Santuario de la Virgen de la Cabeza
Capitán Reparaz y Tresgallo de Souza. Artes Gráficas Afrodisio Aguado. Edición del autor. Valladolid, 1937.
Libro escrito por el capitán de la Guardia Civil Antonio Reparaz Araujo y el periodista y escritor Maximiano García Venero, que lo firmó con el pseudónimo de Tresgallo de Souza.
Al comenzar la guerra Reparaz mandaba la compañía de la Guardia Civil con cabecera en Andújar. Decidido partidario de la sublevación se encontró con el problema de vivir en un ambiente hostil, con sus fuerzas dispersas en Líneas y Puestos y con unos mandos contrarios a cualquier movimiento.
El haber estado a las órdenes del comandante Doval durante la represión del movimiento revolucionario de Asturias en 1934 le hacía particularmente sospechoso para los militantes del Frente Popular.
Cuando logró reunir sus fuerzas ya era tarde para ir a Córdoba, que era su propósito inicial. A finales de julio fue obligado a incorporarse a la columna Miaja, con la que participó en la toma de Adamuz y Pozoblanco. Parece que su condición de oficial de la Guardia Civil fue decisiva para obtener la rendición de los rebeldes de estos pueblos, que creyeron que sus vidas serían respetadas, como así fue en un principio. No obstante, muchos de ellos fueron asesinados posteriormente en Valencia, Jaén y en el llamado “tren de la muerte” en Vallecas.
Posteriormente fue incorporado a la columna de Joaquín Pérez Salas, que debía atacar Córdoba desde Espejo. Aprovechó la confusión generada por un bombardeo para pasarse a Fernán Núñez, en manos nacionales, con varios oficiales más y unos doscientos guardias civiles. Este inesperado refuerzo fue muy apreciado por los rebeldes cordobeses.
Reparaz se describe a sí mismo como sumamente activo, astuto y maniobrero, capaz de engañar a unos “rojos” no muy espabilados. Pero hay que tener en cuenta el tiempo y el ambiente en que escribe, así como la necesidad que tenía de justificar cuidadosamente su mes de estancia en el bando republicano.
Los problemas le llegaron después de la guerra, ya teniente coronel y Jefe Superior de Policía de Barcelona.
Por una parte se le acusó de ser responsable de la muerte del capitán Rodríguez de Austria, de la Guardia Civil de Pozoblanco, que se le había rendido. Esta acusación debió partir del comandante de Artillería Rodríguez de Austria, hermano del anterior y ayudante de Cascajo al comienzo de la guerra. En Barcelona se vio salpicado por la paliza que agentes a sus órdenes propinaron a un teniente de Artillería en lo que él creyó que era un asunto de espionaje y sólo fue una cuestión de cuernos con un francés por medio.
El malestar de la guarnición de Barcelona obligó a su traslado a Madrid también como Jefe Superior, pues parece que estaba bastante protegido por el general Varela, entonces Ministro del Ejército. Se cree que, finalmente, pidió la baja de la Guardia Civil y se marchó a vivir a América.